Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue reconocido como santo por el papa Francisco junto a Pablo VI
"Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo" (24 de marzo 1980 18 hs -Fragmento de su última homilía - palabras previo a su asesinato)
El 24 de Marzo de 1980, cuando celebraba la misa, un francotirador disparó contra él.
Dejamos a continuación algunos pasajes de su vida.
Oscar Arnulfo
Romero nació en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, República de
El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen
María.
Estudió con los
padres Claretianos en el Seminario Menor de San Miguel desde 1931 y
posteriormente con los padres Jesuitas en el Seminario San José de la
Montaña hasta 1937. En el tiempo que estalló la II Guerra Mundial, fue
elegido para ir a estudiar a Roma y completar su formación sacerdotal.
Fue ordenado
sacerdote a la edad de 25 años en Roma, el 4 de abril de 1942. Continuó
estudiando en Roma para completar su tesis de Teología sobre los temas
de ascética y mística, pero debido a la guerra, tuvo que regresar a El
Salvador y abandonar la tesis que estaba a punto de concluir.
El 25 de abril
de 1970, la Iglesia lo llamó a proseguir su camino pastoral elevándolo
al ministerio episcopal como Obispo Auxiliar de San Salvador, que tenía
al ilustre Mons. Luis Chávez y González como Arzobispo y como Auxiliar a
Mons. Arturo Rivera Damas. Con ellos compartiría su desafío pastoral y
en el día de su ordenación episcopal dejaba claro el lema de toda su
vida: "Sentir con la Iglesia".
Luego de muchos
conflictos en la Arquidiócesis, la sede vacante de la Diócesis de
Santiago de María fue su nuevo camino. El 15 de octubre de 1974 fue
nombrado obispo de esa Diócesis y el 14 de diciembre tomó posesión de la
misma. Monseñor Romero se hizo cargo de la Diócesis más joven de El
Salvador en ese tiempo.
En
junio de 1975 se produjo el suceso de "Las Tres Calles", donde un grupo
de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado sin
compasión alguna, incluso a criaturas inocentes.
El
informe oficial hablaba de supuestos subversivos que estaban armados;
las "armas" no eran más que las biblias que los campesinos portaban
bajos sus brazos.
En ese momento, los sacerdotes de la Diócesis, sobre
todos los jóvenes, pidieron a Monseñor Romero que hiciera una denuncia
pública sobre el hecho y que acusara a las autoridades militares del
siniestro, Mons. Romero no había comprendido que detrás de las
autoridades civiles y militares, detrás del mismo Presidente de la
República, Arturo Armando Molina que era su amigo personal, había una
estructura de terror, que eliminaba de su paso a todo lo que pareciera
atentar los intereses de "la patria" que no eran más que los intereses
de los sectores pudientes de la nación. Mons. Romero creía ilusamente en
el Gobierno, éste era su grave error. Poco a poco comenzó a enfrentarse
a la dura realidad de la injusticia social.
En medio de ese
ambiente de injusticia, violencia y temor, Mons. Romero fue nombrado
Arzobispo de San Salvador el 3 de febrero de 1977 y tomó posesión el 22
del mismo mes, en una ceremonia muy sencilla. Tenía 59 años de edad y su
nombramiento fue para muchos una gran sorpresa, el seguro candidato a
la Arquidiócesis era el auxiliar por más de dieciocho años en la misma,
Mons. Arturo Rivera Damas
Resultaba
difícil entender en el ambiente salvadoreño que un hombre tan sencillo y
tan tímido como Mons. Romero se convirtiera en un "implacable" defensor
de la dignidad humana y que su imagen traspasara las fronteras
nacionales por el hecho de ser: "voz de los sin voz". Muchas de los
sectores poderosos y algunos obispos y sacerdotes se encargaron de
manchar su nombre, incluso llegando hasta los oídos de las autoridades
de Roma. Mons. Romero sufrió mucho esta situación, le dolía la
indiferencia o la traición de alguna persona en contra de él. Ya a
finales de 1979 Monseñor Romero sabía el inminente peligro que acechaba
contra su vida y en muchas ocasiones hizo referencia de ello consciente
del temor humano, pero más consciente del temor a Dios a no obedecer la
voz que suplicaba interceder por aquellos que no tenían nada más que su
fe en Dios: los pobres.
El
domingo 23 de marzo de 1980 Mons. Romero pronunció su última homilía,
la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a
la dureza de su denuncia: "en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, CESE LA REPRESION".
Ese
24 de marzo de 1980 Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez fue
asesinado de un certero disparo, aproximadamente a las 6:25 p.m.
mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina
Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el
Cuerpo de Jesús.
Sus homilías eran transmitidas por Radio. Aquí adjunto el audio original de sus últimas palabras:
Sus homilías eran transmitidas por Radio. Aquí adjunto el audio original de sus últimas palabras:
El milagro de Monseñor Romero
Una familia perteneciente al Camino Neocatecumenal narra su vivencia y el milagro que inició la causa de beatificación y canonización de Monseñor.
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